“Si tu sueño lo llevas en la sangre y no compromete la libertad del otro si no a sus miedos e inseguridades para contigo, no dejes de realizarlo, porque el tiempo no se detiene y quizás un día sentirás dolor en tu pecho por haberlo dejado atrás y haber aceptado quedarte para seguir sosteniendo las carencias del otro”.
Nací en Uruguay, hija de la llanura y la frescura del campo uruguayo. Mi sangre es de migrantes, aunque no sabría decirte todos los lugares de donde provienen, ya que hasta ahora solo he podido rastrear una identidad ancestral amplia pero a la vez limitada desperdigada por el mundo.. Crecí en el campo, rodeada de animales, eucaliptos, sauces y extensas plantaciones, aprendiendo junto a mis abuelos a valorar la riqueza de nuestra madre tierra. Tuve la fortuna de ser la primera nieta a la que mis abuelos paternos decidieron acoger para criarme, a una corta distancia de la casa de mis padres. He vivido muchas experiencias, quizás algunas de ellas no debí haberlas experimentado, pero así fue, y así lo acepto. Esa niña tenía muchos sueños y los plasmaba, mientras trepaba árboles, sumida en un poderoso silencio, o sentada en las piedras que adornaban un campo vecino. A tan corta edad, creía ser plenamente feliz, pero con el tiempo comprendí que los niños tenemos la maravillosa capacidad de crear una realidad paralela para sobrevivir a las adversidades. Para mí, la naturaleza es mi madre, mi confidente, mi soporte vital. Con ella aprendí a no olvidarme de nuestra identidad cósmica.
Un día decidí migrar, quizás siguiendo un latido errante de una sangre cuyo origen aún no comprendía del todo. Y pasé a ser hija del mundo, nacida en Uruguay, descendiente de sangre vasca, española de nacionalidad, residente adoptiva de Costa Rica y residente permanente en México y Marruecos en mi alma, entre un sinfín de lugares que me brindaron la oportunidad de conocerme desde mis entrañas en todas direcciones.
En cada uno de esos caminos, Silvia se encontraba un poco más consigo misma, y el nombre que escribía de niña en los troncos de los árboles cobraba más sentido: Sympl3. Un nombre que surgió un día como un juego, combinando mis nombres y apellidos, abrazado por un ‘3’ que busca un equilibrio planetario.
Me comprometí más con mi Terapeuta Del Alma para acompañar a otros en sus procesos de vida para ayudarlas a encontrar su paz, su camino, y su mantra universal. Silvia es un montón de experiencias sensibles y sentidas. Es una mujer multifacética, que disfruta de un aprendizaje constante y entiende que su formación como terapeuta del alma es infinita, ya que es una profesión en constante evolución. Nadie lo sabe todo y, por eso, debemos seguir avanzando cada día para ser más humanos, para experimentar la vida sin ataduras, vivir de manera responsable atendiendo lo que el momento nos demanda. Reconocer que nada es realmente nuestro y practicar el desapego consciente, incluso hacia nuestro propio nombre, ya que ni siquiera lo llevaremos con nosotros cuando trascendamos. En definitiva, Silvia Yvonne es un alma cubierta de cicatrices, donde la vida ha sido gentil al otorgarle kilómetros de experiencias y de vida para que pueda integrarse a sí misma con la invalorable ayuda de almas de todos los colores.
Hoy continúo avanzando con la certeza de que somos guiados por la inteligencia de nuestras células, que se nutren desde un lugar ajeno a nuestro cuerpo humano, un flujo energético al que algunos llaman Dios y otros universo o familia cósmica. Con el único propósito de recordar nuestro latido único y el deber de ser un buen jardinero en esta Tierra para preparar, limpiar y acondicionarla para aquellos que continuarán con nuestra sangre, por el bien de las demás almas y, por supuesto, por la nuestra que se volverá cada día más libre al vivir en su camino simple.
Estamos diseñados para crear belleza, paz y amor; lo demás son cortocircuitos que surgen en nuestras raíces y requieren una reparación urgente.
Nos miramos en el camino.
Hondo abrazo.
"En este instante, somos un pasado mal interpretado, ya que no somos los mismos que miran ahora. Por eso, es vital comprender que en este momento podríamos estar generando más separación que unidad con los demás debido a ese pasado. Es fundamental educar a nuestro ego para mirar al otro en este presente, completamente inocente de esos eventos desafortunados."
¿Necesitas un espacio para poder conectar con tu historia de vida y tu alma?
Puedo apoyarte.
“No podemos pasar la vida buscando culpables por las circunstancias que rodearon y rodean nuestra existencia; en lugar de eso, debemos hacer florecer la actitud para recalcular nuestra historia y construir una leyenda con todas ellas”.
Silvia Yvonne
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La vida es un camino simple
“Hazte presente en cada inhalación; agradece a la vida en cada exhalación”.
Te siento.