Nací en el bosque y desde entonces cultivo la gratitud por la plenitud que la vida ofrece. Esa experiencia profunda la comparto en cada paso del senderismo terapéutico, invitando a reconectar con la naturaleza y con uno mismo, en un camino simple y lleno de presencia.
Caminar puede ser mucho más que trasladarse. En esta práctica, cada paso se convierte en un acto de escucha, un diálogo entre el cuerpo y la tierra. No buscamos llegar, sino estar.
Aquí comenzamos a entrenar la atención sin esfuerzo, la presencia sin exigencia. Dejamos atrás la urgencia y nos abrimos a la sencillez del ahora, descubriendo que cada paso tiene algo que contarnos.
Es una invitación a caminar desde dentro, a cultivar el arte de avanzar con sentido, con pausa, con respeto por lo que somos y por el camino que pisamos.
Caminatas diseñadas según tus necesidades físicas y emocionales, adaptadas al ritmo del alma. Cada ruta es una invitación a volver a ti, en silencio o en compañía, rodeado de naturaleza viva. A través de la respiración consciente, la observación plena y dinámicas suaves, conectamos cuerpo, mente y espíritu.
Ideal para quienes buscan claridad, alivio del estrés, un espacio de pausa o simplemente moverse con sentido. Pueden ser salidas de unas horas o de día completo.
Incluye acompañamiento terapéutico, momentos de descanso, rituales sencillos y herramientas para integrar lo vivido.
Partimos desde Oviedo hacia bosques, montañas o fuentes naturales, eligiendo juntas el camino más apropiado según la estación, el clima y tu momento vital.
Caminar con niños por la naturaleza es mucho más que una actividad al aire libre: es una forma de sembrar raíces sanas. Cuando los acompañamos a explorar el bosque, el río o la montaña, les enseñamos a confiar en sus sentidos, a observar sin prisa y a asombrarse con lo simple.
Estar en contacto con la tierra, el viento o los sonidos del bosque fortalece su mundo interior. La naturaleza les ofrece una medicina suave y poderosa: calma la mente, despierta la curiosidad, regula sus emociones y estimula la empatía y la creatividad.
Esas caminatas se convierten en un refugio donde aprenden a escucharse y a respetar lo que les rodea. Un niño que se vincula con la naturaleza es un adulto que cuidará la vida.
La adolescencia es una travesía intensa, a veces solitaria. Un territorio en transformación donde todo cambia: el cuerpo, las emociones, las certezas. Caminar en la naturaleza ofrece un refugio sereno, sin juicios ni exigencias, donde pueden soltar el ruido y recuperar su propio ritmo.
Lejos de pantallas, la tierra firme bajo sus pies les devuelve anclaje. El bosque los invita a respirar con más calma, a escuchar lo que sienten, a reconocer lo que habita en su interior sin necesidad de explicarlo.
El sendero se convierte en una metáfora viva del momento que atraviesan: avanzar, detenerse, perderse, reencontrarse.
Acompañarles en ese camino es abrir un espacio de confianza donde el vínculo crece en silencio, sin fórmulas, solo desde la presencia que no empuja, que acompaña.
Nuestros sentidos son la puerta al mundo, pero la claridad con la que los usamos depende del estado de nuestra mente. A menudo creemos que estamos percibiendo plenamente, pero en realidad vemos, escuchamos y sentimos a través de un velo que nubla la experiencia.
El senderismo terapéutico es un llamado a despojarse de ese velo, a afinar la mirada, a escuchar con apertura y a sentir con honestidad. Cada paso entre árboles, cada susurro del viento, cada aroma del bosque invita a que nuestros sentidos despierten desde la calma profunda.
Así, la naturaleza no solo nos regala aire puro, sino la posibilidad de volver a conectar con la esencia de nuestro cuerpo y nuestra alma, recordándonos que en ese silencio vivo siempre hubo una forma auténtica de percibir y estar.
Cuando calibramos nuestra orquesta interna, el senderismo terapéutico se transforma en una música simple y profunda que nos acompaña en el camino. Caminar con atención plena es abrirnos a cada paso, sentir el pulso de la tierra y la respiración del bosque, y permitir que la naturaleza nos enseñe a estar presentes.
En ese espacio sencillo y auténtico, el ruido mental se disuelve y el alma se conecta con la esencia del camino. No se trata solo de avanzar, sino de habitar cada instante con conciencia, descubriendo que el senderismo es, en esencia, un camino hacia nosotros mismos.
Te acompaño a descubrir los beneficios del baño de bosque desde un lugar profundo y sencillo, usando no solo tus sentidos externos, sino también tus sentidos internos. Con las 6 claves elementales del método symol3, transformarás tu manera de conectar con la naturaleza y con los otros reinos que habitan este mundo.
Este encuentro silencioso y consciente te invita a abrir el corazón, a escuchar el latido del bosque y a sanar desde la raíz, integrando cuerpo, mente y espíritu en un camino simple hacia el bienestar integral.
Viajes de merecimiento. En ocasiones debemos viajar con el único propósito de simplemente hacerlo. Un viaje para disfrutar de nosotr@s.
Caminar descalzos sobre la tierra nos ayuda a reconectar con lo esencial. La planta del pie guarda una cartografía sutil que, al entrar en contacto con el suelo, se alinea con la sabiduría natural del terreno. Esta conexión nos centra, nos enraiza y aclara el rumbo.
En mis acompañamientos, propongo vivir esta experiencia con plena atención, utilizando mantras suaves y creados especialmente para facilitar la calma, la presencia y una escucha más profunda del cuerpo y del momento.
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“Hazte presente en cada inhalación; agradece a la vida en cada exhalación”.
Te siento.